La transición: Schiaretti prefiere orgánica podada

Por Daniel Zen
danielzen@diarioalfil.com.ar

2015-09-07_SCHIARETTI[dc]E[/dc]stamos en el final de la campaña municipal. No importa. Vamos a hablar de otra cosa porque sabemos de la densidad semántica de la que está siendo víctima.
La semana siguiente al triunfo de Juan Schiaretti en la Provincia, la agenda de los principales medios giró en torno a las suposiciones sobre el futuro gabinete del gobernador electo. Que Walter Grahovac, que Ricardo Sosa, que Ángel Elettore si Elettore no, que Carlos Massei seguro. Era lógico que así se trabajara, porque además, por supuesto, algunos de los interesados operaban para posicionarse, sobre todo, los que no están muy posicionados, no valga la redundancia.
La cuestión es que la campaña de las PASO rápidamente terminó con las especulaciones porque Schiaretti siguió recorriendo la provincia para que José De la Sota pudiera obtener buena performance a nivel local, que, en última instancia, era lo único que le preocupaba al PJ cordobés. Entonces lo primero que gritó puertas adentro fue: “Basta, voy a armar mi equipo a fines de noviembre, con todos los resultados puestos”. Bueno, en realidad quizás no con esas palabras, pero la idea fue esa porque nos la contaron con el rabo entre las piernas esos que estaban operando.
Así fue que todo terminó (y sobre vino la campaña municipal que a nadie en el PJ local le importa mientras no gane Luis Juez ni, por ende, Olga Riutort) y el tema del gabinete y sus nombres quedó vedado por el contador en jefe. Hasta la semana en transcurso cuando, allí arriba, en el amplio y luminoso despacho frente al Río Primero o Suquía, donde las lapiceras tienen tinta más indeleble, se supo que la futura orgánica, es decir, la estructura de gobierno schiarettista, será más pequeña que la que deje el actual primer mandatario y eso no es poco decir porque implica que menos peronistas serán ministros y el problema es que a los peronistas les gusta muchos ser ministros, básicamente porque son muchos. En la hoja, por lo tanto, probablemente se escriban los nombres más cercanos al gobernador electo, con lo cual otros sectores internos estarían casi sin representación.
Recordemos. De la Sota dispuso en este periodo más de una docena de ministerios y varias agencias horizontalizando, o en realidad, dispersando las tomas de decisiones. Es más, había intentado también una Jefatura de Gabinete con rango ministerial que estalló tras aquella fatídica noche del 3 de diciembre de 2013, llevándose a su ocupante, el médico Oscar González, a una simple banca de la Legislatura.
Pero su sucesor, que alguna vez fue antecesor y antes también otras vez sucesor, tiene una manera más vertical de diagramar los roles: pocos caciques. Eso fue lo que justamente surgió del amplio y luminoso despacho frente a la rivera. La particularidad es que en la poda, achicamiento, verticalización, se privilegiarán los cercanos sí, pero los cercanos con capacidad técnica para intentar delinear una gestión expeditiva y sin problemas. Hay, sí, un puesto reservado para un joven, que consultado no dice que no pero tampoco dice que sí, pues sabe bien que aparecer de manera prematura es un acto de autoinmolación sinsentido en la siempre guillotinosa lógica de la política contemporánea (“Si salgo a hablar me linchan los que quieren mi futuro lugar”).
Apelamos otra vez al background para rememorar que en su primer gobierno (2003 – 2007) Schiaretti había hecho algo similar a lo que ahora haría: gobernó con unos 8 ministerios, solamente dos agencias (Turismo, Deportes) y algunas pocas secretarías de Estado. En aquel momento los principales sillones lo ocuparon sus más estrechos vínculos: Alberto Avalle (Industria); Sosa (gobierno); Massei (Desarrollo Social).