[dc]E[/dc]l alto perfil que cultiva Karina Rabolini en la campaña presidencial de su marido, Daniel Scioli, la convirtió en una emisaria a tiempo completo del candidato del Frente para la Victoria en el interior del país. Córdoba es un bastión electoral que necesita atenciones permanentes y ya no sorprenden las visitas fugases de la primera dama de la provincia de Buenos Aires.
En la jornada de ayer, luego de una mañana compartida con emprendedoras en Tucumán, la también empresaria dejó su marca en la ciudad y dos localidades cordobesas más, en plena ebullición turística por las vacaciones de invierno. Con mujeres, compartió un té en el Hotel Sheraton, para dirigirse luego a Villa Carlos Paz y Villa General Belgrano.
Pero la actividad del sciolismo en Córdoba no terminó con las ya habituales visitas de Rabolini. Las tareas de armado exigen mayores esfuerzos cuando se trata de penetrar en el bastión electoral que Unión por Córdoba (UpC), al menos en el plano provincial, se aseguró por cuatro años más, completando las dos décadas.
Ayer también, se desarrolló una reunión de candidatos a diputados nacionales por Córdoba con el viceministro de Desarrollo Social bonaerense, Nicolás Milazzo. Pero quizás el evento más ambicioso del sciolismo está previsto para el lunes, con el desembarco del jefe de campaña y jefe de gabinete de Scioli, Alberto Pérez. El funcionario encabezará un plenario con dirigentes en el auditorio de Radio Nacional, donde se especula que se bajará línea sobre la estrategia de campaña a pocos días de las PASO.
Disputar el voto al peronismo local no es tarea sencilla, más precisamente por lo esquivo que se presenta el electorado a la propuesta kirchnerista que por la presunta fidelidad con la propuesta de UpC. A la variable intrínseca, debería agregarse el fuerte intento de Juan Schiaretti, jefe de campaña presidencial de De la Sota, de alambrar la provincia para que no penetre la propuesta de Scioli o Mauricio Macri, referentes con mayores chances de llegar a Balcarce 50.
Desde hace casi 10 días, el diputado nacional recorre intensamente la provincia llevando la buena nueva delasotista y, a la vez, jugando fuerte en aquellos municipios donde se renuevan autoridades. Con especial atención en aquellos que interesan al macrismo, como ocurre en Villa Allende que tiene turno el próximo domingo para apostar a la continuidad peronista o al “cambio” que proponen los hombres del partido amarillo de la mano del ex golfista Eduardo “El Gato” Romero.
Intentar colarse en el mallado perimetral del peronismo cordobés es necesario, decíamos, para el sciolismo como cualquier otro espacio con ambiciones concretas. Incluso, una actividad del a, b, c político en el segundo distrito electoral más importante del país.
Ahora bien, se abre una oportunidad de aprovechar el “susto” macrista luego del balotaje porteño (para utilizar el término liviano pero revelador que usó el jefe del bloque de diputados del PRO, Federico Pinedo, ayer en declaraciones a la prensa). El gobernador De la Sota y Scioli ya tomaron cartas en el asunto y es extraño que termine una jornada sin referencias al resultado ajustado que obtuvo Horacio Rodríguez Larreta en pasado domingo y el discurso de Macri acomodado a las circunstancias.
Quién mejor que la embajadora de lujo para destacar el banquineo de un rival político de su marido. Rabolini se refirió en Córdoba a la elección porteña y aprovechó para resaltar aquellas medidas del gobierno nacional que la oposición votó en contra, en clara referencia al macrismo. Las referencias no son azarosas.
“Respecto a la elecciones porteñas creo que ha sido una gran sorpresa para todos y es un reconocimiento a muchas medidas que ha tomado el gobierno y en su momento la oposición votó en contra; por eso llamó la atención que Mauricio Macri apoye las medidas que este gobierno viene desarrollando hace mucho tiempo”, opinó Rabolini en los micrófonos en diálogo con Cadena 3.
Sabe que Macri encontró en Córdoba un oasis que no tuvo réplica en otros puntos del país. También, que el escenario después de las PASO será otro.