[dc]E[/dc]l zigzagueante camino que desembocará en la presentación de listas para las elecciones municipales solo es transitable para los baqueanos de la política. La variante que conecta al Frente Cívico con Olga Riutort es el tramo más complejo.
La posibilidad de un entendimiento está latente hace tiempo. Las señales tienen intensidad variable según pasan los días. Es indudable que las conversaciones tienen vieja data pero en el medio existe una pulseada por la cotización electoral de cada agrupación.
Riutort comenzó minimizando la posibilidad de un acuerdo formal. Las primeras declaraciones de la concejala, hace unos meses, sugerían una cooptación de las bases del Frente Cívico. “Los juecistas aparecen diciendo que va a trabajar con nosotros durante las asambleas que se realizan en distintos barrios” sostuvo la candidata a intendente allá por abril. Por entonces, su intención era bajarle el precio a la estructura formal del partido de Luis Juez.
Luego, inscribió su alianza sin incluir a sus potenciales socios. Esta decisión no sepulta las posibilidades de convergencia ya que es posible incluir candidatos juecistas en su lista, pero tiene como meta acotar el margen de maniobra del Frente Cívico capitalino.
Juez respondió a esta estrategia fiel a su estilo. Potenció la alternativa de una candidatura propia a nivel local y profundizó su enfrentamiento con Ramón Mestre. Esta jugada condicionó al olguismo ya que, de verificarse amenazaría la posición de su líder como principal candidata opositora al radicalismo. La división del electorado crítico a la gestión municipal tendría a Riutort como principal víctima.
Este juego de presiones tuvo lugar en medio de un contexto nacional que parecía funcionar como un obstáculo para la alianza. Por un lado, Olga Riutort se mantenía como la principal referente de Sergio Massa en Córdoba. Luis Juez, en la vereda del frente, era bendecido por Mauricio Macri como candidato a senador nacional y asumía como jefe de campaña de Oscar Aguad. Sendos alineamientos parecían incompatibles con una lista común a nivel local.
Las cosas han cambiado desde ese entonces. La concejala emprendió su partida del massismo desde el momento en que su líder rubricó el Pacto de Palermo con su archienemigo José Manuel de la Sota. Por su lado, el jefe del Frente Cívico se siente más liberado luego de que su mentor, Mauricio Macri, saliera debilitado de las elecciones en su distrito. Incluso antes de los comicios porteños ya afloraban algunas imputaciones hacia el PRO por su abandono de la construcción nacional en función de la pelea por la Ciudad de Buenos Aires.
Todo esto parece haber acercado a las partes. En el día de ayer, el concejal Miguel Siciliano admitió que está trabajando en una alianza a nivel local con el Frente Cívico. Si bien nunca se negaron las charlas, es la primera vez desde el círculo íntimo del olguismo se hace referencia a una coalición formal.
Del lado del juecismo hubo devolución de gentilezas. Juan Pablo Quinteros y Graciela Villata reprodujeron a coro declaraciones mediáticas de Siciliano cuestionando la gestión municipal en sus cuentas de Twitter. Al mismo tiempo, lanzaron algunas consignas que remataron con un sugerente “Volveremos”.
Por el momento, las conversaciones parecen girar en torno a quien sería el acompañante de Riutort en la fórmula local. Del lado de la concejala pretenden que sea Daniel Juez el designado ya que consideran que es el nombre más apto para producir la confluencia de los caudales electorales. Por el lado del Frente Cívico, el preferido parecería ser Juan Pablo Quinteros a quien le reconocen mejor perfil en el enfrentamiento con el mestrismo.
De todos modos, la pelota parece estar en los pies de Luis Juez. El senador es especialista en modificar escenarios y asegura que la decisión final se conocerá sobre el filo del plazo fatal para inscribir la boleta. Por ahora, la novela se mueve en un mar de certezas provisorias.