Por Ramón Dedalus
[dc]“C[/dc]rónica de una muerte anunciada”. No la de Santiago Nazar, el personaje de la novela de Gabriel García Márquez. Ni en 1981 cuando ésta fue publicada. Se trata de la muerte más anunciada de la política argentina: La Alianza del PRO, la UCR y Luis Juez. Y fue hace unas horas en Córdoba. En realidad, la noche misma del domingo cuando a Oscar Aguad le costaba reconocer su tercera derrota consecutiva como candidato a gobernador (finalmente por casi 7 puntos), y Juez, rápido y furioso como siempre, aprovechaba la contrariedad en el ánimo y la ingenuidad de los derrotados radicales para empezar a construir un escenario que lo beneficie exclusivamente: el de liderar la oposición política provincial hasta el 2019 e intentar nuevamente la gobernación. Para esto necesita “fumarse” al radicalismo cordobés, un partido que después de Eduardo Angeloz no encontró conductor y flamea según el viento que le imponen las urgencias por los cargos.
La secuencia del culebrón macrista puede sintetizarse así:
El domingo, con el resultado adverso, el Senador acusó a Ramón Mestre de no trabajar para el triunfo de Aguad y lo responsabilizó por la derrota; sembró con sus dirigentes “declaradores mediáticos” sospechas por la ausencia de Mestre en el bunker de los perdedores.
Javier Bee Sellares, delfín de Mestre en la lista de legisladores por la Capital, retrucaba sentenciando que en el único distrito que ganó la Alianza fue en la Capital, es decir el que comanda Mestre.
Rodrigo De Loredo, yerno de Aguad, y legislador provincial con especial y superficial vocación por los micrófonos, se unió al reproche de Juez y deslizó en el mismo acto que podía presentarse como pre candidato a la intendencia para competir con Mestre en la interna del radicalismo
El propio Luis Juez dijo el lunes que evaluaba la posibilidad de presentarse como candidato a intendente de la Capital por fuera del acuerdo porque ese tramo no había sido acordado en el pacto que dio (corta) vida a la Alianza
El martes, el candidato a vice intendente de Mestre, Felipe Lábaque, ex presidente de Atenas y hombre del PRO, dijo que Juez miente, que Mestre hizo campaña, que el que no participó ni ayudó fue el Senador y que espera a Macri el viernes (por hoy) para definir la situación: “Así yo no voy”, amenazó en los medios este médico que en Córdoba tiene imagen de eficaz y exitoso por los títulos deportivos de Atenas en el básquet.
Un culebrón de baja estofa política que no merecería el título de la extraordinaria novela del Nobel colombiano. Si no fuera porque se ajusta de manera estricta.
En Córdoba hasta el menos anoticiado en política podía prever este final. Nadie desconocía que las alianzas tienen defectos en el propio genoma argentino, y mucho más con integrantes como estos. Pero el “deseo” casi irracional de dar crédito y esperanza al Jefe de Gobierno porteño y cierto antiperonismo cultural de la ciudad Capital, se negaron a verlo. Incluso a debatirlo. Desde la política se ignoró totalmente la mezcla de agua y aceite. También el PJ la obvió porque no le convenía la pelea. La izquierda porque está siempre ocupada en revoluciones más importantes, y la derecha era la Triple Alianza misma. Sólo el ex intendente kirchnerista Daniel Giacomino lo advirtió con la edición de un material de archivo televiso donde mostraba el tono y la intensidad de los insultos que los socios de Macri se propinaron durante los últimos años en Córdoba. Se habían dicho unos a otros “corruptos”, “canallas”, “sinvergüenzas…”, términos todos “conducentes” para terminar aliados.
Pero ocultar la verdad es siempre en vano. Hizo falta que pasara la elección para que la ausencia de ideas y de coherencia en el ensayo de Macri de Córdoba fracasara ruidosamente.
Ahora se viven momentos de tensión en la autoproclamada alternativa de cambio para el país, sucursal Córdoba. Están todos peleados, y probablemente le estén mucho más en la campaña para las Paso presidenciales que vienen y para la del municipio en la ciudad. Lo que es seguro es que juntos no estarán. A lo mejor lo que puedan llegar es a disimular lo que ya se rompió.
Para Juez es prioritario que Mestre no sea reelecto en la ciudad. Eso lo deja solo como líder opositor porque Aguad fue deshonrosamente jubilado el domingo con su tercera derrota. El senador hará todo lo posible. Incluso a pesar de Macri. Es sin duda el único ganador no peronista del domingo pasado.
Para el radicalismo la Alianza sirvió de nada. Al contrario, probablemente sea la causa de volver al llano si pierde el intento de reelección de Mestre.
Para Macri, el primer fracaso estratégico y no solo electoral. Aunque puede el ex presidente de Boca intentar un argumento piadoso con el mismo: rompió el récord en los plazos del estallido de los experimentos políticos. Podrá decir entonces que por lo menos de ganó a De la Rúa. El ex presidente, también ex alcalde porteño, demoró dos años en hacer pedazos la Alianza. El lo hizo en 48 horas.