Por Juan Pablo Ruiz
Abogado Laboralista, Autor de “el salario no es ganancia”.
[dc]H[/dc]ace más de tres años que el impuesto a las ganancias tiene un fuerte impacto sobre el salario de los trabajadores que mejor sueldos perciben en nuestro país.
La cantidad de trabajadores registrados alcanzados por el impuesto osciló entre un 3,4 % durante la década del 90 hasta llegar a más del 25% durante el año 2013. Actualmente dicha cifra se ubica en poco más del 12%, principalmente a que quedaron exentos del impuesto aquellos trabajadores que entre enero y agosto de 2013 tuvieron un salario en bruto menor a $ 15.000 mensuales.
La última reforma, realizada este año mediante la Resolución de la AFIP Nº 3770, no incrementó la cantidad de trabajadores eximidos aunque alivió un poco la presión tributaria sobre aquellos que tienen ingresos brutos mensuales entre $15.000 y $25.000.
Las sucesivas reformas, realizadas mediante resoluciones de la AFIP o decretos del Poder Ejecutivo, que han alterado las deducciones y el mínimo no imponible, o que han exceptuado de la base imponible al medio aguinaldo, si bien han logrado que muchos trabajadores se beneficien con ellas, han complejizado y distorsionado el impuesto a tal punto que lo han hecho difícil de entender. Como me dijera un profesor de la Facultad de Ciencias Económicas: “ahora hay tantos mínimos no imponibles que más que contador público hay que ser científico de la NASA para poder entenderlo”.
A nivel de recaudación hay un dato importante que destacar: mientras disminuyo la cantidad de trabajadores alcanzados (25% en el año 2013-12% en el año 2015) el monto de lo recaudado no paro de crecer. O sea que quienes quedaron atrapados por este impuesto aportan el doble que hace dos años y con ello cubrieron el déficit de los que fueron exceptuados.
Al igual que sucedió con el decreto 1242 de agosto de 2013, el “sacrificio” fiscal que significo la resolución Nº 3770 será “cubierto” con el aporte de los trabajadores que al 1 de enero de 2015 ganan más de 25.000; es decir que el impuesto ganó progresividad hacia el sector que va desde $15.000 a $25.000 y ganó regresividad hacia el sector que percibe salarios mensuales por encima de $25.000.
Otro aspecto a destacar es que tanto el devenir de los últimos años como la situación planteada luego de la última resolución han puesto a la dirigencia sindical en un debate interminable acerca de cuáles la estrategia para cambiar la situación. Algunos dirigentes apostaron a ignorar el reclamo de los trabajadores que pagan ganancias “porque son un minoría dentro del movimiento obrero”; otros lo tomaron desde la lucha reivindicativa y social; otros eligieron la vía judicial y otros la denuncia política. Sin dudas esta amplitud de miradas le ha restado contundencia al reclamo.
El sistema tributario nacional: lo que nadie discute
Pero hay algo que nadie quiere poner en el centro de discusión: el sistema tributario nacional.
Nuestro país tiene el IVA más alto del mundo (21%), a pesar de que es un impuesto muy injusto por el cual paga más el que menos tiene (21% sobre todo el ingreso de los sectores de menores recursos) y paga proporcionalmente menos quienes más tienen (según INDEC-CEPAL el 20% más rico paga de IVA el 14,90% del total de sus ingresos). Esto se debe porque los más ricos ahorran más, y sobre el ahorro no pagan IVA; mientras que lo más pobres consumen todo lo que ganan y puesto que no tienen capacidad de ahorro, y sobre su consumo abonan el 21% de IVA.
Además del IVA lo trabajadores registrados, que por lo general tienen Convenios Colectivos de Trabajo que los protegen, pagan aportes a la seguridad social que van del 11% al 17% de su salario; a ello hay que sumar el impuesto a las ganancias, que se lleva en promedio el aguinaldo completo (un 7% de ingreso anual). Es decir que estos trabajadores aportan entre un 39% y un 45% de su salario anual. Una presión tributaria de tal magnitud que supera la que tienen las empresas multinacionales. Situación que se agrava en el caso de los trabajadores registrados y la cuarta categoría, ya que el accionar del Estado nacional es abiertamente ilegal al negarse a actualizar las escalas de Art. 90 (la conocida Tablita de Machinea) que por el Art. 25 de la Ley de Impuesto a las ganancias se deben actualizar anualmente de acuerdo al índice de precios al por mayor.
Como contrapartida y para tener una perspectiva general, debo señalar que el 20% de las personas más ricas de la Argentina, que se llevan casi el 50% del ingreso nacional-PBI, pagan de impuestos nacionales un 25% de sus ingresos. Todo gracias al regresivo sistema tributario que heredamos de la dictadura militar y que nuestra democracia se ha negado sistemáticamente a reformar.
En un año electoral como el que estamos transitando sería oportuno y altamente positivo que los trabajadores, sus dirigentes y sus organizaciones gremialeslogren acordar una estrategia que ponga en la agenda la discusión del impuesto a las ganancias sobre el salario y también el conjunto de nuestro regresivo sistema tributario nacional. Ya que la manera de bajar la presión tributaria que recae sobre los trabajadores registrados, no es con un estado pequeño como reza el credo neoliberal, sino logrando que quienes se llevan la parte más grande de la riqueza paguen proporcionalmente más impuestos que en la actualidad.