Rabolini, nueva actora del eje La Plata-Villa María

Por Juan Pablo Carranza
jpcarranza@diarioalfil.com.ar

rabolini[dc]L[/dc]a nueva visita de la primera dama bonaerense Karina Rabolini refuerza el eje La Plata-Villa María. Las sucesivas empresas que impulsa Daniel Scioli en Córdoba tienen como objetivo central apuntalar su aspiración presidencial en un territorio siempre refractario al proyecto nacional y sus formas; pero de ellas se desprenden otras interpretaciones.
El respaldo de Scioli a la candidatura a gobernador de Eduardo Accastello le sirve al presidenciable como puerta de ingreso al adverso segundo distrito electoral del país, que está lejos de tener el peso preponderante de la provincia de Buenos Aires. Ninguno de los dos desconoce esta complicación y buscan deprenderse -en su justa medida- de la simbología del kirchnerismo emocional. Los últimos afiches que inundaron las calles de la ciudad “Scioli-Accastello para la victoria”, pueden entenderse como una forma ligth de esquivar la sigla FpV.
Scioli y Accastello comparten la génesis peronista y un perfil moderado dentro del kirchnerismo. Esa coincidencia es la que les permite extender su órbita de influencia por fuera de las exigencias que señalan los dirigentes paladar negro que responden a la Casa Rosada.
La conjunción de sus voluntades es una sociedad de beneficios mutuos. Mientras que para el intendente de Villa María el refuerzo made in La Ñata puede significar un nuevo impulso a su campaña; para el ex vicepresidente contar con un candidato propio en una provincia fuerte –sin contaminación de la ortodoxia- no es nada despreciable.
Accastello scioliza su campaña y refuerza su vínculo más allá de su propio resultado en la provincia. Tiene en cuenta la ventaja que le consignan las encuestas al bonaerense, el mejor posicionado de cara a las PASO y también octubre. Y apuesta a este beneficio marginal una vez que concluya el año hiperelectoral.
Esta sociedad es también auspiciosa para Scioli. Si Accastello mejora la performance que consiguió Carolina Scotto en el 2013 (15,25%) -los optimistas apuntan a romper la barrera de los 20 puntos y achicar la brecha con la Triple Alianza-, el precandidato presidencial podrá atribuirse una cuota parte del resultado y esperar un derrame –lógico pero no lineal- sobre su figura en las sucesivas elecciones.
En las últimas legislativas nacionales, el ala dura del kirchnerismo primó por sobre la vertiente peronista, que recién en el segundo tramo de la campaña pisó el acelerador para no quedar detrás de Mauricio Macri. Esta vez el pragmatismo tiene mayor ascendencia en las decisiones que hace dos años.
En su carrera presidencial, Scioli cultiva estos vínculos con dirigentes provinciales mientras aguanta estoicamente los embates de su adversario interno, Florencio Randazzo. El ministro del Interior aprovecha cada micrófono disponible para fustigar –incluso con más potencia que a los opositores- al gobernador de Buenos Aires, que traga saliva una y otra vez mostrándose comprensivo hasta de los exabruptos.
La posibilidad de que Sergio Massa se retire de la carrera presidencial para desembarcar en la provincia de Buenos Aires preocupa al kirchnerismo. Si su destino es acompañar desde ese lugar la candidatura presidencial de José Manuel de la Sota o Mauricio Macri (ver páginas 3 y 4) no le interesa a la Casa Rosada. En todo caso le importa saber cuál es el destino de esos votos. Que decanten sobre el PRO es una preocupación más que atendible. No obstante, la traslación no es directa y algunos analistas le asignan el mayor porcentaje a Scioli. Es insoslayable la repatriación de dirigentes massistas –ex socios de Balcarce 50- que logró en las últimas semanas el FpV.
Existe además la posibilidad de que si el líder del Frente Renovador no abdica de sus intenciones presidenciales y se mantiene en carrera –hoy es el Día D para el Pacto de Palermo – Scioli podría ganar en primera vuelta. La concreción de una entente opositora cambiaría esta proyección.
En función de apuntalar su desempeño nacional, el gobernador bonaerense tiende terminales sobre varios distritos. Córdoba es uno de ellos y requieren atención directa de La Plata. Por esta razón comisionó a Rabolini, su alfil más preciado, a visar la campaña cordobesa. El rol de la titular de la Fundación del Banco Provincia es cada vez más activo en la empresa presidencial de su marido y asume mayor despliegue que las otras dos mujeres que acompañan a los contendientes nacionales más cercanos.
Rabolini se ha convertido en la una actora de privilegio de la política. Y se encarga de seducir a dirigentes cuando Scioli tiene otras responsabilidades. Practican un desdoblamiento de roles que recuerda a una las series de política más exitosas de la cadena HBO. El “five o´clock tea” de hoy y la caminata matutina por la peatonal mañana, son anecdóticos para decurso de la campaña. Lo que vale son los gestos, y la visita sirve para reforzar el eje La Plata-Villa María.