
Por Yanina Passero
ypassero@diarioalfil.com.ar
[dc]P[/dc]osiblemente no exista opinión que pueda generar absoluto consenso como la que el fiscal Carlos Matheu se animó a anticipar en la mañana de ayer: la quema de ocho colectivos de la empresa Autobuses Santa Fe asomaba a las claras como un atentado. Cierto es que debe aguardarse el informe de Bomberos que no tardará en conocerse, pero por lo bajo empresarios y funcionarios municipales aseguran que unidades modelo 2012 y 2013 no arden por sí solas.
El contexto de efervescencia sindical y los antecedentes facilitan asociaciones libres que ponen a la UTA en la mira. No es la primera vez que arden coches en la punta de línea de barrio General Mosconi, como ocurrió en abril de 2013 cuando el proceso de privatización de Tamse alcanzaba su cúspide. La gestión de Ramón Mestre ya contabiliza 18 en total.
Esta vez, no sobrevolaba la incertidumbre laboral de un millar de choferes que adjudicaba la UTA en aquel momento. La conflictividad por el despido de un mecánico de Autobuses Santa Fe ofició de anclaje ineludible para el análisis del siniestro de la madrugada del jueves. Sin olvidar que las relaciones son complicadas en el seno del gremio de los choferes que comandará Alfredo “Cuchillo” Peñaloza hasta el 2 de enero del año que viene para ceder la posta a su opositor histórico, Ricardo Salerno.
La fractura de la UTA Córdoba que nadie desconocía pero que la misma conducción se empecinaba en negar (probablemente porque lo creían sino no se les hubiese escapado una elección que parecía atada), quedó expresada en votos. El bando desfavorecido inició con los manotazos de ahogado que sólo sirvieron para perjudicar a los de siempre, a los usuarios del transporte urbano.
La defensa del puesto de un trabajador que fue despedido sin causa pero indemnizado se convirtió en la bandera que enarboló Peñaloza junto a otros dirigentes de la conducción saliente para mostrar activismo político. Ante la falta de involucramiento de la lista ganadora y responsable de la UTA desde el 2015, el oficialismo desnudó carencias e intereses políticos personalistas. Quizás no esperaban la actitud mesurada que mostró Salerno y sus hombres que leyeron rápidamente de la jugada y prefirieron reservase.
La misma posición tomó el futuro mandamás de UTA frente al incendio del jueves. ¿Por qué la reserva en esta oportunidad? Conocedores del paño no dudan en asegurar que otra vez la interna de UTA tuvo algo que ver en el siniestro. La próxima elección del cuerpo de delegados prevista para marzo ya está en la agenda del día de la dirigencia sindical.
Sería novedoso que un dirigente gremial como Peñaloza -que inició como delegado, pasó por cargos intermedios de la conducción de UTA que coronó con su llegada a la secretaría general- regresara al colectivo faltando un par de años para su retiro. Si bien no lo admite públicamente, quienes lo conocen aseguran que ya es un firme postulante para representar a los trabajadores. ¿En cuál de las tres empresas?
Curiosa respuesta: Autobuses Santa Fe.
Aunque parezca no es una novela. Aquí no puede utilizarse el latiguillo que advierte que “cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”. Cada jugada que involucra a la UTA es deliberada. Claro que nadie se hace cargo de los métodos piromaníacos que ya parecen ser una constante y es natural que desde la UTA pidan el pronto esclarecimiento de los hechos con un argumento lógico que involucra a las fuentes de trabajo.
Las luchas por el poder son bastantes manifiestas. Incluso, fuertes trascendidos apuntan a que Peñaloza está tan determinado en ser delegado que hasta habría mantenido conversaciones con Salerno para lograr su apoyo. Claro, no sería de manera gratuita y vendría con un pacto de no agresión; o algo así como una cláusula de gobernabilidad.
Tanto Salerno como Peñaloza saben que concentran en mitades prácticamente iguales las adhesiones del gremio. Podría ser un acuerdo beneficio para ambos y, por extensión, para los usuarios.
Pero como ocurre en estos casos es probable que surja la resistencia. Claudio Tórtolo, actual delegado de Autobuses, es un hombre fuerte dentro del gremio y aspira a repetir mandato. Se comprende sus intensiones de pedir el adelantamiento de las elecciones como oficializó momentos antes de los comicios para la renovación de autoridades de UTA, quizás sospechando que Peñaloza sería derrotado como finalmente ocurrió.