Por Gabriel Osman
gosman@diarioalfil.com.ar
[dc]A[/dc] lo Pirro porque mostraron lo peor del activismo ambientalista, los piquetes que luchan por impedir la radicación de una planta de tratamiento de semillas de maíz en la localidad de Malvinas Argentinas lograron otra victoria. Primero, consiguieron en 2013 que el gobierno de la Provincia, en pleno año electoral, rechazara por razones más políticas que técnicas el estudio de impacto ambiental elevado por la Municipalidad a la Secretaría de Ambiente. Ayer, obligaron al decano de Ciencias Agropecuarias, Marcelo Conrero, a que se comprometiera a derogar el convenio con la firma para analizar un segundo estudio de impacto que elevaría la firma a autoridades provinciales, que tenía por objeto que quienes están preparados profesionalmente en el tema, hicieran un “control de calidad” al estudio.
Estas son las dos victorias de un grupo de activistas que, en su mayoría, no viven en Malvinas Argentinas. Los métodos utilizados son, en cambio, muy reprochables. En plena sesión del Consejo Superior, ingresaron al recinto, bloquearon la deliberación del cuerpo y derramaron presuntamente el agroquímico glifosato (ver aparte) en el cuerpo de Conrero, recibiendo también parte del líquido el secretario general de la UNC, Alberto León.
“Estábamos a punto de comenzar e irrumpió un grupo de personas, por lo que decidimos desde el Consejo Superior suspender la reunión y pasar a un cuarto intermedio. Cuando se fue desconcentrando la reunión, uno de los manifestantes me tiró un líquido que sería glifosato”, dijo ayer León a Cadena 3. León es doctor en Química y docente en Ciencias Agropecuarias.
Conrero se retiró de la sesión que ya se había suspendido –pasó a cuarto intermedio- y concurrió al Sanatorio Allende para que lo examinaran en Toxicología, ante la duda de que el líquido que le arrojaron le pudiera afectar la salud. Al cierre de esta edición no se sabía del resultado del estudio, aunque el glifosato utilizado sin otras combinaciones no es peligroso.
Conrero accedió a derogar el convenio a pedido del rector y de los otros doce decanos porque la presencia constante de ambientalistas en el recinto del Consejo Superior está bloqueando el funcionamiento del cuerpo que, para mal mayor, se encuentra en estos días tratando temas importantes para la UNC, como es el caso de la sanción del Convenio Colectivo de Trabajo de los docentes universitarios, el primero como tal que existe desde la Ley Avellaneda, que a fines del siglo XIX reguló el funcionamiento de las universidades públicas.
El proyecto de radicación de Monsanto en Malvinas Argentinas es un tema que se politizó y que encontró su centro de resonancia en la UNC, porque en 2012, cuando se abrió la polémica, la entonces rectora Carolina Scotto lo utilizó como bandera para su campaña electoral porque le servía para un contrapunto con el gobierno provincial, que al principio apoyó la radicación. La apoyó pero no la promovió, porque esto lo hizo la presidente Cristina de Kirchner que formuló el respectivo anuncio desde Estados Unidos. Curiosamente, Scotto fue candidata en 2013 por el Frente para la Victoria.
Es decir, ha sido la propia UNC la que se metió en medio de la discusión de la que ahora quiere sustraerse. Al margen de las responsabilidades de los piquetes de ambientalistas en los debates, esta pretensión es comprensible: en las tres últimas sesiones del Superior –lo hace dos veces al mes- no se han podido tomar casi decisiones por la irrupción de los activistas que, como puede advertirse, es sofocante.
También a esto se ha llegado por el amplio margen de maniobra que, por acción u omisión, le concede el oficialismo a los ambientalistas. Porque con una simple guardia de seguridad en el ingreso al edificio Claustrorum, los activistas no podrían entrar. Además de la resolución de Scotto aprobada por el Superior en 2012, el rector Tamarit consintió la formación de una comisión de la UNC –no de Agropecuarias- para analizar el tema, además de instar ahora a Conrero y al resto de los decanos a que Agropecuarias anule el convenio, accediendo otra vez a pedidos hechos de las peores maneras.
El corolario de estos episodios es que primero la Universidad y luego la Facultad de Ciencias Agropecuarias han abdicado a expedirse en términos científicos sobre si conviene o no la radicación de Monsanto y sustituido esta obligación profesional, con concesiones sucesivas a la demanda patotera. Todo esto dejando en soledad para la humillación pública a integrantes del cuerpo que gobierna la UNC.
Qué es el glifosato
El glifosato es uno de los herbicidas de amplio espectro de mayor uso en todo el mundo. Su aplicación principal es en la agricultura, y en algunos países se emplea para el control de malezas indeseadas en áreas no cultivadas. Muchas evaluaciones sanitarias desarrolladas por autoridades públicas en las últimas décadas consideran que no representa un riesgo inaceptable para la salud, más allá de los polémicos debates que se entablan sobre el tema. Aunque sí puede ser letal si se mezclan con otros productos como el “2, 4-D”.