Sarlanga

DIAPASON1

¿Que quién es Sarlanga (*)?
No… mirá… vos estás confundido… Sarlanga no existe.
Así de simple.
¿Vos escuchaste hablar de la Pelada de la Cañada?
Bueno… es un caso parecido.
La gente lo inventa, lo va inventando.
Si vos le vas a hacer caso a lo que dicen por ahí, por poco te vas a encontrar con que Sarlanga ya trabajaba en La Gazeta de Mariano Moreno, que Don Bartolo lo llamó para que le diagramara las páginas de su “tribuna de doctrina” o que Botana lo perseguía para que le hiciera las tapas de Crítica.
Si vos te vas a dejar llevar por lo que te cuentan, vas a creerte que el tal Sarlanga a los quince años ya trabajaba para Clarín y se las ingeniaba para que la foto de un centrofoward de Boca de los años cuarenta apareciera todos los días en la sección deportes del diario de Noble.
Te van a contar también que una vez dijeron que él era el Borges de los diagramadores y que él contestó “es cierto, si ya no veo un carajo”.
Te pueden decir que todos los periodistas quisieran que sus textos vayan en páginas diagramadas por él.
Ah, y también te pueden hacer creer que Sarlanga se levantó a la mitad de las mujeres de Córdoba, que nadie sabe cómo hace para que, ya maduro, habiendo visto pasar dos veces el Cometa Halley, siempre uno se lo encuentra por ahí, compartiendo una cena con champán con dos o tres mujeres hermosas, cuyas edades sumadas no alcanzan a arrimarse a los años que él tiene en el mundo del periodismo.
Pero no les creas…
Haceme caso: Sarlanga no existe.
Sí, yo también me he cruzado por ahí con un tipo canoso, siempre sonriente, con ojos pícaros de niño feliz y travieso, que camina tranquilo con un portafolio negro lleno de proyectos y dibujos…
A ese tipo todos le dicen Sarlanga.
Y él se da vuelta cuando lo llaman así.
Pero no es Sarlanga.
Es un tal Ruccio… no sé bien.
¡Mirá si ése va a ser Sarlanga!
Si ése es Sarlanga… ¡yo soy Jardín Florido!
DVG.

(*) Apodo del diseñador gráfico Eduardo William Hermes Ruccio, quien falleció el sábado pasado en Córdoba.