[dc]E[/dc]l precio de la soja que había acompañado en altos niveles la última década perforó el piso de US$ 400 por tonelada en Chicago durante agosto y desde entonces continuó la baja, alcanzado un valor de US$ 360, valor que no se observaba desde julio de 2010. El último informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos confirma una súper producción para 2014/2015 que impacta que sobre los precios internacionales y, por supuesto, sobre la economía argentina ya que el ajuste de precios no sólo se ha producido en la soja, también ha alcanzado al maíz, que cotiza entre 26 y 35 por ciento menos que en 2013 en los últimos meses.
El mercado de futuros de Chicago prevé una soja a US$370 para mayo 2015, y el Mercado a Términos de Buenos Aires marca un valor promedio de US$ 255 al momento de cosecha del próximo ciclo, un descuento de US$ 70 respecto de los valores que se pagaron para el mismo mes de este año. Un trabajo del economista Juan Manuel Garzón del Ieral, proyecta una caída de US$ 3,200 millones en el aporte de la soja el próximo año.
Con la recolección de los principales cultivos agrícolas correspondiente a la campaña 2013/14, los datos indican que la producción de soja y maíz se está comercializando a un ritmo menor que el patrón histórico de últimas campañas. A fines de agosto se llevaba vendido el 51% de la producción estimada de soja y el 59% de la de maíz. A igual fecha, el patrón histórico revela un porcentaje de ventas del 69,4 y 69 por ciento, respectivamente. La demora en las ventas se relaciona con el proceso inflacionario y la expectativa devaluatoria que dominan actualmente a la economía argentina.
En el caso de la soja se trata de unas 10 millones de toneladas adicionales que deberían estar vendidas en caso de haberse seguido el patrón histórico. La retención de granos también ocurrió durante la campaña pasada particularmente en la soja. En el 2013 las ventas también se demoraron considerablemente, y más aún, los stocks finales crecieron en forma importante. En el caso del maíz este fenómeno se observó recién hacia fines del 2013, probablemente por el elevado precio internacional que tenía el cereal a mediados de año y la perspectiva de fuerte retroceso en la cotización externa que en ese momento se anticipaba.
Garzón enfatiza que el ajuste en los precios internacionales plantea una reducción de márgenes agrícolas y de ingreso de divisas para el país. Suponiendo una campaña agrícola similar a la última y un patrón de comercialización también parecido, proyecta con un recorte en la generación potencial de divisas del orden de los US$ 3.200 millones. Esta proyección, que incluye en su cálculo las ventas externas de las principales commodities agrícolas y agro industriales del país, arroja un flujo de divisas del orden de los US$ 26.800millones, un 10% por debajo de los US$ 30 mil millones que se están estimando para este año.
Energía absorbe
El economista Patricio Vimberg completa el análisis planteando que de cada 100 dólares obtenidos por la agroindustria, 47,1 se destinan a importaciones energéticas. En el segundo trimestre, cada tonelada de soja permitió importar 4,5 barriles de petróleo, en comparación con el valor de 4,8 barriles del año anterior y de 5,3 barriles según el promedio de los últimos 10 años
Las divisas destinadas a la importación de combustibles representan, en los 12 meses a julio, un 47,1% del total generado por el complejo agroexportador, menor al pico de 49,1% de diciembre 2013, aunque mayor al 44,3% registrado en igual mes del año pasado. A pesar de la tendencia a la baja en el precio de los granos, los chacareros parecen preferir demorar ventas: las divisas provenientes de la exportación agroindustrial disminuyeron 38,6% interanual en agosto y 43,4% en las dos primeras semanas de septiembre.