
Por Yanina Passero.
ypassero@diarioalfil.com.ar
[dc]L[/dc]a anticipación de los as.pirantes a ocupar el despacho principal del Palacio 6 de Julio es indicativa. Proliferaron en los últimos días, declaraciones de intención de algunos referentes de la política cordobesa, siendo el más reciente Daniel Giacomino, quien sorprendió con su voluntad de volver a gestionar la administración municipal. ¿Qué olfatean quiénes desean reemplazar a Ramón Mestre en 2015?
Posiblemente, intuyen que son escasas las posibilidades que tiene el intendente radical de impactar fuerte, como su padre, en la memoria de los vecinos, a través de acciones de gestión trascendentales. Se sabe que, a duras penas, los recursos del municipio alcanzan para pagar sueldos, el servicio de higiene urbana y otras hierbas.
El sistema de transporte pudo licitarse y hoy se presta con el 80 por ciento de la flota cero kilómetro. Ahora bien, pese a este valor agregado para nada desdeñable no pudo corregirse la rentabilidad del sistema medida en la elevación del índice de pasajeros transportados por kilómetros. Los usuarios se muestran todavía reacios a dejar la comodidad de sus motocicletas o autos particulares para apostar al transporte público.
La inauguración de una arteria del Solo Bus sobre avenida Sabattini prevista para fines de septiembre o comienzos de octubre será un buen avance de gobierno, aunque no permitiría una apreciación global de las bondades de una dinámica que dio buenos resultados en Capital Federal y otros países del mundo. Cabe recordar que por falta de consenso con los vecinos debieron suspenderse las obras sobre Rafael Núñez en barrio Cerro de las Rosas. La cuenta cierra rápido, el rédito político que se esperaba con la buena apuesta quedará también espoleado.
Y sobre llovido, mojado. Si faltaba algo más a los sucesivos infortunios de la administración de Mestre -reducidos en estas líneas para no cansar- la imputación por presunto desvío de subsidios al gasoil para beneficiar a Ersa, empinó aún más la cuesta como por arte de magia, en pocos segundos. El Intendente evitó hablar de su futuro político –decisión acertada en el contexto invocado-; su partido denunció pacto político entre José Manuel de la Sota y Luis Juez. Y si de olfatear se trata y las acusaciones de los correligionarios que respaldan a su referente encierran algo de verosimilitud, cabe preguntarse: ¿el Gobernador asumió que Mestre peleará por sucederlo, a tono con los consejos de los radicales más experimentados? Se sabe que era su candidato a Intendente para 2015.
¿Qué resta? Seguir como se pueda esquivando los charcos. Los concursos públicos y abiertos serán la carta a la que Mestre recurrirá cuando las papas quemen. Ya lo hizo así momentos después que descabezara a medio gabinete, cuando extendió la modalidad consagrada en la Carta Orgánica a todas las áreas municipales. En la mañana del miércoles, cuando salió a defender su inocencia tras la imputación, incluso antes de eso, anunció la incorporación a planta permanente de 50 médicos concursados. Anuncio que con seguridad simpatizó al Suoem, que viene bregando por la efectivización de empleados desde su misma constitución. Lógico: no es momento de ampliar la red de enemigos del municipio y en especial de sus responsables.
En el tintero, queda otra política de gestión que intentó ejecutarse en sus inicios y debió postergarse porque la licitación de transporte insumió más tiempo del previsto (el proceso cerró recién el 1 de agosto, tras la salida de Ciudad de Córdoba del esquema). El servicio de higiene urbana abre una pequeña ventana a Mestre para decir, en definitiva, que dos servicios de envergadura quedaron reorganizados para evitar dolores de cabeza en al menos dos gestiones venideras.
Es el servicio con el que corre menor riesgo, a decir a verdad. De todas las prestaciones municipales es la que mejor consideración pública se le atribuye. Claro que esto no es exclusivo de la administración de Mestre. Ocurrió en las anteriores, incluso con la empresa estatal Crese que el actual intendente decidió cerrar por onerosa.
Y es precisamente ese argumento el que sobrevuela en el proceso de licitación que Mestre y su equipo decidió abrir. Con un canon que crece conforme al desenvolvimiento de los índices inflacionarios según la administración (la oposición remarca que el gasto en este concepto excedió la coyuntura económica ampliamente) y la impronta marcada por un pliego de alta calidad técnica pero impracticables por la realidad financiera del municipio, la determinación política de continuar sigue firme. Razones obvias.
Es por esto que el miércoles 10 de septiembre, Mestre y sus funcionarios enfrentarán sus propios fantasmas. Por fin conocerán de puño y letra de los responsables de Lusa, Cotreco y la española Transportes Olivos cuánto pretenden ganar por la explotación del servicio. El tire y afloje marcará las negociaciones siguientes hasta el momento de la preadjudicación, presuntamente prevista para octubre.
En ésa pugna también se inscribirá el pago de las mal llamadas “indemnizaciones” previstas por convenio colectivo de trabajo a los afiliados del SURRBAC. La Municipalidad quiere “participar” de la carga a los empresarios que no estarían obligados por contrato a asumir el costo (150 millones de pesos). Los directivos de las compañías no se negarían, siempre y cuando se cierre un contrato conveniente.
La jugada debe salir bien, aunque levitan factores externos (y de credibilidad) que podrían complicar el proceso.