Sosa Navarro: Vamos a una devaluación

_MG_9620[dc]P[/dc]ara Ramiro Sosa Navarro, economista de la Bolsa de Comercio de Córdoba, la Argentina va irremediablemente hacia una “corrección cambiaria”, es decir una devaluación, con su consecuente impacto en el poder de compra, en una suba de costos empresarios y en una economía recesiva. “Es un escenario negativo pero realista. No se puede esperar otra cosa” en función de lo que se está haciendo desde el Gobierno. “Una devaluación no corregirá las tendencias, hay que hacer reformas estructurales inmediatamente, no pueden esperar al 2016”, dijo.
Describió un panorama complejo fruto de que no hay fuentes de financiamiento, el rojo fiscal y crece y los agentes económicos descuentan que se cubrirá con emisión. Sobre el tipo de cambio dijo que, si en los próximos 45 días, el dólar oficial mantiene su precio “se estará igual que en enero”, cuando el Gobierno devaluó.
En lo que va del año, se perdieron US$2 mil millones de reserva; en diciembre la soja valía US$ 100 más la soja; el stock de Lebacs se duplicó en siete meses y la tasa de interés para colocarlas subió 10 puntos en ese plazo. La brecha cambiaria era del 53% (había llegado al 76% antes de la devaluación).
El economista calificó al escenario de “dominancia fiscal”, caracterizada por una inflación creciente, pérdida de competitividad, aumento de la brecha cambiaria y tasa de interés real negativa. “Claramente no es sostenible”, definió.
En el primer semestre el déficit fiscal fue de $ 89 mil millones sin la asistencia de Anses y el Central, superando en $7 mil millones el presupuestado por todo el año. La brecha entre ingresos y gastos se expandió de 10 a 14 puntos en los últimos meses. Con las últimas ampliaciones de las erogaciones, el rojo alcanzará el 6% del PBI, que se explica en su mayoría por el aumento del 70% interanual de los subsidios. El financiamiento del Tesoro alcanza a financiar el 57% del déficit, el resto se cubrirá con adelantos transitorios y con emisión.
Respecto del conflicto con los buitres, apuntó que la falta de señales o “la existencia de contradicciones” del Gobierno respecto de qué hará después de la caída de la claúsula Rufo es la principal causa de los ruidos en el mercado cambiario y financiero. Incluso estimó posible que algunos acreedores hagan uso de la posibilidad de aceleración, si fuera así es “incubar nuevos hold outs” que reclamarían por hasta US$ 29 mil millones, una cifra que es equivalente a las reservas. Respecto de la ley para abrir otro canje, el economista insistió en que no puede llevarse adelante todo el proceso de manera “unilateral” y repasó que la mayoría de los bonistas que deben cobrar ahora no pueden, por estatuto, cambiar de jurisdicción de pago.

Economía real
El economista señaló que después del cepo la economía argentina no creció más en promedio (estancamiento en el 212 y leve mejora en el 2013 por la cosecha récord pero con una pérdida de US$ 13 mil millones de reservas). Para este año la expectativa de la Bolsa es que la actividad baje 2%, lo que implica una corrección a la baja de su proyección original de 1,5%. En el análisis por rubro, la industria es la más perjudicada, acumula 11 meses de caída con la destrucción de 26 mil empleos.
Sosa Navarro afirmó que si se incluyeran a los subocupados (menos de 35 horas semanales) el desempleo sería del 17% y no del 7,5% como marca la última medición de Indec. En el caso de Córdoba todos los indicadores están agravados, más pérdida de puestos en construcción e industria (efecto de la baja en la producción de autos) y menos despachos de cemento.
Sobre el aporte del campo, afirmó que la próxima cosecha récord en Brasil y Estados Unidos influirá en la baja del precio de la soja que estará, por tonelada, más cerca de los US$ 400 que de los US$500. La menor liquidación por parte de los productores hace que este año -con una cosecha 12% más alta que la anterior- ingrese al Tesoro la misma cantidad de dólares que en 2013.
En el corto plazo la situación del país se ve más complicada, no sólo por el menor precio de la soja, sino porque el default tendrá un efecto negativo en el comercio exterior, al igual que el dictamen negativo de la Organización Mundial de Comercio.