Hay pocas chances de que la recesión sea corta

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Martín Amengual afirmó que Vaca Muerta le “huele mal” porque representa la posibilidad de “riqueza fácil” lo que puede significar la “perpetuación de la demagogia y el populismo”.

[dc]L[/dc]a coyuntura parlamentaria –con el debate en el Congreso de los proyectos considerados claves por el oficialismo del nuevo canje y la modificación de la Ley de Abastecimiento- y las perspectivas de la economía fueron los ejes del almuerzo organizado por la Fundación Mediterránea y que tuvo como orador invitado al senador radical Ernesto Sanz, quien ratificó que la UCR se opondrá a las dos iniciativas en el Congreso. El economista Gustavo Reyes subrayó que las perspectivas para la actividad no son alentadoras porque el Gobierno cerró, al menos por ahora, la única puerta que tenía para conseguir financiamiento.
Ya el arranque estuvo marcado por las críticas de Marín Amengual, presidente de la Fundación, que comparó la coyuntura a un tornado: “Veníamos en un año que si bien no era de los mejores, había registrado señales de un acercamiento al mundo financiero. Había indicadores de que hacían pensar que no pasaría nada grave; habíamos tenido una década de crecimiento importante.
Todo eso hace difícil de comprender la decisión de romper la burbuja y provocar un tornado. No sabemos lo que puede pasar, pero hay una clara, el daño que le causa a la producción, inversiones postergadas o anuladas”. En la misma línea planteó que la Ley de Abastecimiento desalienta a los empresarios, “provocando más exclusión”.
“No comprende muy bien el Gobierno cómo funcionan los estímulos a la producción –siguió-. Ese puede ser el motivo de su mayor fracaso: enarbolaron la bandera de la inclusión a comienzos de su gestión; hicieron algunas cosas en la primera etapa, pero la generación de una economía inclusiva queda pendiente”. En ese contexto repasó que Argentina tiene siete millones de pobres y sólo siete millones de empleos productivos formales (“hacen falta otros siete”). “La pobreza y el desempleo son una inmoralidad y hoy, una estupidez”, agregó.
Reyes no espera que la economía reaccione hasta el final del mandato kirchnerista. Con una inflación anualizada del 40%, la perspectiva –en función de cómo evolucionan los desequilibrios monetarios- es que no ceda. Repasó que el retraso del dólar oficial y la ampliación de la brecha con el paralelo, no hacen más que alentar las perspectivas de devaluación. De los 12 puntos que el dólar le ganó a la inflación con la devaluación de enero, “hoy quedan dos puntos”.
En función de que en la segunda parte del año se agudizan las necesidades fiscales y la falta de dólares, la expectativa es que habrá una aceleración de la emisión y más presiones cambiarias e inflacionarias “por lo que la política de baja de tasas debería estar llegando a su fin”. A la hora del análisis del nivel de actividad es que hasta ahora la economía cae el 1% pero que la baja se acentuaría hasta fin de año. Todos los indicadores muestran contracciones: consumo (bajan salarios, empleo y crédito), inversiones y comercio exterior. Respecto de la magnitud de la baja, enfatizó que “no estamos en una de las recesiones más grandes; aunque no sabemos cómo va a seguir”.
Repasó que la duración de la crisis ha dependido siempre de los planes de estabilización aplicados e indicó que hoy las herramientas para salir son muy limitadas. Argentina no tiene financiamiento para una política fiscal expansiva, para aumentar el ritmo de emisión las expectativas de inflación deben ser bajas y para que una devaluación funcione no se debe ir a precios. “Los tres instrumentos clásicos están vedados”, dijo. Otros dos elementos claves es que el tipo de cambio real y las tasas de interés vienen cayendo, lo cual “no es sostenible”.
“La solución es atacar el problema de fondo; un plan de estabilización que reduzca la inflación esperada y retorne la confianza. Pero las chances de que esto suceda son muy pocas”, apuntó y señaló que el problema con los buitres no hace más que profundizar los problemas existentes, sobre todo porque para afrontar los vencimientos 2015 se requeriría el 40% de las reservas.

Directo, en contra
En diálogo con Diario Alfil, Sanz señaló que el radicalismo votará en contra el proyecto del nuevo canje de deuda. “No sólo porque políticamente es innecesario sino porque económicamente es perjudicial. Se define que después de la caída de la Rufo no habrá mejora en la oferta y, en lugar de preservar y cuidar al 93% de bonistas que entró a los canjes anteriores se los empuja a salir”, explicó y subrayó, además, que el oficialismo busca que se apruebe lo actuado en el canje 2010 cuando “hay investigaciones abiertas por la Justicia” por la actuación de Amado Boudou.
Sobre los cambios en la Ley de Abastecimiento, ratificó que “se debe instrumentar un plan anti inflacionario y no creer que la respuesta a la suba de precios es intervenir en la actividad privada”.  El senador acentuó que la clave es qué señal da el Gobierno: “Es equivocada, en este proyecto y en la deuda”.

Encuentros y desencuentros políticos

El senador Luis Juez, acompañado de varios dirigentes, participó del almuerzo que tuvo al radical Ernesto Sanz como orador principal. Si bien no se los vio en la previa -donde Mario Negri, Orlando Arduh, Alberto Castagno, Norberto Bertaina, y Fernando Montoya compartieron café, charlas e intercambio de datos con el senador- todos coincidieron en que era un gesto hacia las negociaciones que las dos fuerzas llevan adelante para una alianza.
Los grandes ausentes por el radicalismo fueron Ramón Mestre, quien prefirió enviar a su “delegado” Arduh. Tampoco estuvo Oscar Aguad. Generó comentarios entre los radicales el faltazo de Ércole Felippa, titular de la UIC y pre candidato a gobernador por la UCR. La ausencia se relaciona estrictamente a compromisos empresarios.