Por Daniel Zen
Enviado especial a Río de Janeiro, Brasil

El Maracaná tiene 78.000 asientos. Es decir que cada asiento le salió a Brasil 14.171 Reales, que serían 51.724 pesos argentinos. Con 51.724 pesos argentinos, alcanza para pagarle 3 meses a un empleado municipal promedio, cuyo salario bruto es de 16 mil pesos.
El dato presupuestario comparativo fue comentado con un periodista brasilero que estaba al lado del cronista cuando se escribió la nota. Y la reacción inmediata del colega fue: ¿Y si lo llevan a Gigghia de intendente para que les de una mano?
[dc]E[/dc]l domingo debutó el nuevo Maracaná en el mundial. Debutó con un pibe, mejor dicho, con un gol del pibe, ése, el 10 de Argentina. Pero ayer, además, cumplió 64 años de vida porque fue inaugurado un 16 de junio de 1950 y aquí hubo evento.
Según el relato oficial y los recuerdos vivos de los asistentes, aquel día un combinado de Rio de Janeiro jugó contra uno de San Pablo. Los paulistas ganaron 3 a 1 pero el primer gol lo hizo el mítico Didí, que participaba en el combinado carioca.
En el estadio hubo otros momentos famosos. El tanto 1.000 de Pelé en 1972 y por supuesto, el batacazo del uruguayo Alcides Gigghia en la final del mundial ´50, hecho que pasó a la historia con el nombre de “maracanazo”.
Wikipedia al margen, vamos primero a la parte emotiva-irracional y después al rechazó que hoy acarrea la monstruosa inversión que se hizo para aggiornar la cancha al patrón Fifa.
Alfil estuvo ayer en el centro abierto de medios apostado en la playa de Copacabana. Hubo celebración y este medio tuvo la oportunidad de cruzar una palabra a las corridas con el máximo artillero del estadio: nada menos que Zico, el ex jugador de la selección verde amarilla y del Flamengo, que marcó 333 goles en dicho campo de juego siendo máximo anotador histórico. Le preguntamos su opinión sobre el Maracaná antes y ahora, recién remodelado.
“He vivido la mayor parte de mi vida deportiva aquí por ser jugador del Flamengo. Como siempre digo: no hay un nuevo o viejo Maracaná. Hay un más bello, cómodo y seguro Maracana hoy. Pero es el mismo. Ayer (por el domingo) pisé el campo de juego antes del partido de Argentina, y sentí lo mismo que en 1963, cuando vi el Flu Fla (clásico Fluminense versus Flamengo) en la final por el campeonato de Río de Janeiro que ganamos. Me acuerdo de los colores de todo el estadio y veo que el espíritu del Maracaná está intacto”, dijo y luego se tomó un tiempo para cargar al periodista sobre la baja performance de nuestra la selección nacional contra Bosnia, que no será reproducido aquí.
Por supuesto que Zico habla de lo futbolístico pasional. Nada dijo luego, en su conferencia de prensa, sobre lo que se discute en Brasil respecto a las reformas y a las erogaciones efectuadas.
Tráiganlo a Gigghia
El Maracaná es el segundo estadio más caro de la Copa del Mundo en juego, después de Corinthians Arena de San Pablo. Según datos oficiales del Ministerio de Economía del gobierno Federal de este país, le salió a Brasil en Reales 1.105.338.000. O sea 4.034.483.700 en pesos argentinos oficiales (el cambio según los bancos nacionales de Brasil y Argentina ayer cerró a 3,65 Reales por Peso).
¿Cuánto son 4 mil millones de pesos? Fíjese usted, es el 64% del presupuesto de la Municipalidad de Córdoba, o sea, el 64% de 6.285.766.152 pesos.
¿Y qué es el 64% del presupuesto municipal? Lo que gasta e Ejecutivo en salarios. Por lo menos, hasta donde la política de información pública de la actual gestión llegó a mostrar, ya que hace meses que no se sube al sitio web oficial www.cordoba.gov.ar el informe de erogaciones e ingresos mensuales.
Pasando en limpio. El Maracaná cuesta lo que cuesta el Suoem en un año. Solo un dato de color. Alguna opinión sobre si es más útil reformar el estadio más grande de América para una copa del mundo o pagarle a los empleados municipales cordobeses sería poco útil y poco seria. De lo que se trata, es simplemente de dar una idea de lo que se puede hacer con 4 mil millones de pesos.
El dato presupuestario comparativo fue comentado con un periodista brasilero que estaba al lado del cronista cuando se escribió la nota. Y la reacción inmediata del colega fue: ¿Y si lo llevan a Gigghia de intendente para que les de una mano?