Por Alejandro Moreno
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[dc]O[/dc]tra vez rumores rupturistas acechan al Frente Cívico. Ahora, quedó entre signos de interrogación la margarita Alejandra Del Boca, quien expresó su incomodidad a la presidente de la bancada, Liliana Montero.
Del Boca -la representante del GEN en el bloque del Frente Cívico- le envió el lunes una carta a Montero en la que protestó porque, según ella, no se respetan las individualidades ni las obligaciones que cada legislador tiene sobre determinadas materias.
Es sugestivo que Del Boca se haya molestado en escribir una carta, cuando esa misma noche tendrían una reunión de bloque para discutir la posición frente al proyecto oficialista de Ley de Ambiente. ¿Acaso quería que quedara documentado su malestar para cualquier decisión que pueda tomar en el futuro?
El Frente Cívico, como su antecesor el Frente Nuevo, es históricamente expulsivo. Nunca el grupo que inicia el período legislativo coincide con el que lo concluye. De los legisladores elegidos en 2011 ya se fugaron Rubén Borello (hacia el bloque unipersonal Consenso Córdoba, enlazado al oficialismo) y Roberto Birri (para crear solitariamente la bancada del Partido Socialista). Y renunció José María Las Heras, reemplazado por María Miranda.
En estos dos años y medio, con mayor o menor verosimilitud han circulado versiones que involucraban en operaciones de quiebre a Julio Agosti, César Roffé, Marta Juárez y a la propia Alejandra Del Boca. Hasta ahora, se trató siempre de amenazas u operaciones.
Pero la carta de Del Boca genera nuevas dudas.
La legisladora del GEN no quiso explicar a Alfil las razones que la llevaron a documentar su bronca, y en consecuencia no confirmó si dio el primer paso hacia la puerta de salida.
De todos modos, fue posible conocer, como si se colocara una oreja sobre la puerta de su despacho, lo que opina Del Boca.
La indignada del Frente Cívico está enojada por cómo se tratan en el bloque algunos de los temas que caen bajo su jurisdicción. Por ejemplo, la posición frente a la ley de reforma de la Universidad Provincial de Córdoba, y el debate del proyecto de Ley de Ambiente.
Para Del Boca, hay legisladores que arrebatan el protagonismo mediático, cuando ella integra las comisiones de Educación y de Asuntos Ecológicos. Puntualmente, de la Ley de Ambiente piensa que debe atenderse a que la treintena de especialistas con los que se reunieron los legisladores no compartió el contenido del proyecto oficialista. Quiere que se conforme una comisión para analizar la legislación vigente en la provincia de Córdoba en materia ecológica. Y le habría disgustado que se propongan modificaciones, a su juicio apresuradas, al proyecto original. Nadie escuchó el nombre de Santiago Clavijo, pero es éste legislador el que más trabajó en este asunto. Clavijo, justamente, es la mano derecha de Montero en el bloque, lo que se advierte en que la acompaña en las aventuras y desventuras del Frente Cívico en la Legislatura.
¿Habrá dicho realmente Del Boca a sus íntimos que “el bloque es como una ensalada de frutas, y todos quieren ser frutilla”? La primaveral metáfora trasluce que para la legisladora del GEN hay una dañina lucha por el protagonismo.
Pero, ¿rompe o no? Y si ocurre, ¿interesa?
Esperan con mucho interés una pérdida más del Frente Cívico en el campamento radical. Los juecistas & afines son once, al igual que los radicales, por lo que si se cae uno más éstos podrán reclamar la condición de primera minoría, lo que se traduce en más y mejores cargos políticos y de personal, y en un mayor protagonismo en el recinto.
Del Boca habría dicho que si se respeta la manera de trabajar y la individualidad de cada legislador, permanecerá en el bloque. Enciende una luz roja el uso del condicional.
El GEN es conducido en Córdoba por Miguel Ortiz Pellegrini, quien tiene prevista en su agenda una reunión el Comité Central de la Provincia de la UCR, para el álbum de fotos del UNEN-sin-Luis-Juez que arma el mestrismo.
¿Hacia dónde jugará el GEN si llega un momento en el que hay que decidirse entre la UCR y Juez? ¿Será el caso de Del Boca un leading case? O, como aseguran en otros ámbitos del bloque del Frente Cívico, ¿se trata apenas de una cuestión de celos?