Mestre arriaría prometido segundo reajuste de boleto

DPP_0037[dc]E[/dc]l sacudón que habilitó Ramón Mestre en su gabinete y estructura orgánica de gobierno vino acompañado de un intento de reavivar la gestión con una saga de comunicados que, de concretarse, redundarán en mejoras perceptibles para los vecinos objeto de reconquista. El intendente anunció planes de emergencia en alumbrado y bacheo, concursos públicos en todas las áreas del municipio y la recuperación de La Piojera, entre otros.
El propio jefe comunal y sus alfiles se encargaron durante el fin de semana largo de multiplicar las buenas nueva en todo programa con segmento político de la grilla televisiva local. Claro que los lanzamientos también incluyeron ciertos “sacrificios”.
La interrupción de las obras para la implementación del Solo Bus sobre la avenida Rafael Núñez hasta que se arribe a un consenso con los vecinos de la zona fue el primero. Se sabe que esta modalidad de traslado de pasajeros exitosa en otras partes del país como Capital Federal y el mundo era el as bajo la maga de Mestre en su idea general de reordenamiento de la movilidad urbana. Tendrá que esperar hasta que las mediciones le den el respaldo suficiente para intervenciones positivas pero que siempre tienen algún costo temporario.
El siguiente “sacrificio” de Mestre implicó al valor del boleto del transporte urbano. En declaraciones a Canal 12 el responsable del Palacio 6 de Julio descartó un nuevo aumento de la tarifa que hoy se sitúa en los $5,30. Conviene recordar que esa bandera tenía otros colores apenas se aprobó la suba en la polémica sesión del 4 de febrero (y en otra más por si quedaba dudas de su vigencia). En ese momento, el ahora exsecretario de Transporte, Juan Pablo Díaz Cardeilhac, no se mostró tajante como el año anterior y no descartó un reajuste del precio si se disparaba la inflación. Incluso desde la cartera, por lo bajo, habían deslizado que se encargaría un nuevo estudio de costos apenas se difundiera el acuerdo salarial de la UTA.
El anuncio de aquella oportunidad no podía leerse separado del contexto de inversiones que realizaban lo favorecidos en la licitación pública para ponerse a tono con las nuevas expectativas de Mestre en materia de transporte. La incorporación de 430 unidades cero kilómetro posiblemente fue incentivada con promesas de mantener el valor real del pasaje urbano. En cierta forma, no puede olvidarse que los radicales justificaron los incrementos anuales –además de evidente inflación- en la necesidad de recomponer la presunta demagogia de sus antecesores que como en el caso de Luis Juez autorizó incrementos por debajo de la minuta oficial. Los juicios ganados por las compañías y la renegociación posterior fueron un golpe más a las arcas municipales, en medio de cuestionamientos sobre la necesidad de pagar o no.

Repercusiones
Lo cierto es que la novedad no cayó bien en el arco empresarial. Lógico: la expectativa económica de las firmas no entiende de necesidades y urgencias políticas.
El malestar tocará su pico máximo si es que este martes, como se especula, queda cerrado el acuerdo salarial de los choferes nucleados en UTA en la sede del Ministerio de Trabajo en Buenos Aires. Se habla de un 30 por ciento en números redondos que, de concretarse, elevaría el salario inicial bruto de un chofer cordobés en 13.500 pesos.
Los subsidios nacionales sirven para absorber casi el 70 por ciento de la carga salarial, pero el 30 por ciento restante se cubre con tarifa. El aliciente es que el secretario general de la filial gremial local, Alfredo Peñaloza, no podrá exigir el “diferencial Córdoba” a raíz de su particular interpretación del convenio, impugnada la paritaria pasada. El tire y afloje entre empresarios y poder concedente está a la vuelta de la esquina.