[dc]E[/dc]ste año las necesidades financieras del Gobierno aumentarán, aún cuando el equipo económico decidiera una desaceleración en la dinámica de los subsidios (como la que decidió el jueves pero que luce insuficiente) y se terminaran cerrando subas salariales “moderadas”. Si bien bajo estos supuestos el déficit primario no aumentaría, no sería suficiente para reducir la dependencia del Tesoro del financiamiento del Banco Central. En ese contexto, la consultora Abeceb.com sostiene que -incluso bajo supuestos benignos- las presiones sobre la emisión monetaria y las reservas internacionales seguirán siendo altas.
Hay que tener en cuenta que la depreciación del peso tendrá un efecto adverso sobre la evolución de las cuentas públicas. Entre los efectos directos hay que mencionar que el incremento en las importaciones de combustibles anularía el efecto positivo sobre las retenciones. Pero además, aparece un coletazo indirecto que también deteriora el panorama fiscal: la mayor incertidumbre y la aceleración de la inflación producto de la devaluación se traducen en mayores demandas sindicales, lo que afectará el gasto destinado a salarios. Este último punto tiene especial peso a nivel provincial, donde prácticamente la mitad de la erogación pública está destinada a sueldos. A su vez, los gobernadores también se verán perjudicados por el incremento del costo de su deuda atada a la evolución del dólar (conocida como dollar linked), y a la denominada en divisa.
El reporte también señala que hay que tener en cuenta que los signos recesivos que “ya ha empezado a mostrar la economía, y que tenderían a confirmarse en los próximos meses”, repercutirán negativamente en la recaudación. En ese marco, los ingresos por impuestos podrían crecer alrededor del 22% anual. De esta forma, los recursos tributarios sufrirán una desaceleración respecto de la suba de 26,3% registrada en 2013, y volverán, por segundo año consecutivo, a avanzar por debajo de la inflación. En este sentido, los tributos más dinámicos serán las retenciones, que se verán impulsadas por la devaluación, mientras que IVA y Ganancias sufrirán una importante desaceleración de la mano de la menor actividad económica.
Abeceb proyecta que el gasto primario crecería entre el 24 y el 26 por ciento interanual, mostrando una importante desaceleración respecto del 33,5% registrado el año pasado. Los recientes anuncios sociales (suba de jubilaciones y de ayuda escolar) ponen un piso a su expansión, ya que se comprometieron más de $13 mil millones adicionales. En cambio, los gastos de capital constituirían la principal variable de ajuste, luego de haber sido uno de los más dinámicos de 2013 con un avance de 46,9%, como es típico en un año electoral.
El escenario base diseñado por la consultora dirigida por Dante Sica está sujeto a dos supuestos fundamentales que afectarán la dinámica del gasto: se asume que el Gobierno lograría contener las subas salariales por debajo del 30%, lo que permite limitar el monto destinado a remuneraciones y, además, un aspecto clave es que se espera una corrección parcial de las tarifas energéticas, que permitiría desacelerar la dinámica de los subsidios a un ritmo de alrededor de alrededor de 24% anual, luego de que los mismos mostraran una suba de alrededor del 40% en 2013. Esto, daría lugar a un ahorro fiscal de alrededor de medio punto del producto si se lo compara con lo que pasaría en un contexto sin ajuste.
Bajo estos supuestos, el resultado primario lograría una leve mejora este año, cerrando en torno a los $22 mil millones (0,6% del PIB), mientras que el déficit financiero (luego del pago de intereses) indicaría un deterioro, superando los $90 mil millones (2,5% del producto). Obviamente, en estas cifras volverán a tener un rol central el Central y la Anses ya que, sin su ayuda, el déficit primario llegaría a representar 2,7% del PIB, mientras que el rojo financiero escalaría hasta alcanzar nada menos que 4,7 puntos del producto.
Para Abeceb.com el escenario más favorable da cuenta de necesidades de financiamiento del sector público nacional por $105 mil millones, aunque la sensibilidad a los supuestos es muy elevada. Bajo un contexto desfavorable -sin corrección tarifaria y con incrementos salariales superiores al 30%- la cifra escalaría a $177 mil millones. De todos modos, incluso en la primera proyección, el Central volvería a ser el principal financista del Tesoro, lo que nuevamente se traducirá en mayores presiones sobre la emisión monetaria y las reservas internacionales. De hecho, la ayuda de la autoridad monetaria (por debajo de la línea) se duplicaría en 2014, y alrededor de la mitad de ese monto se cubriría con mayor emisión.