Por Daniel Zen
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[dc]L[/dc]a Unión Cívica Radical no pudo ayer sacar un despacho de mayoría en la comisión de Transporte sobre el proyecto que prevé aumentar el boleto de ómnibus de $4,10 a $5,30. Le faltaron dos concejales: los que responden al dirigente capitalino Miguel Nicolás (Aldo Vargas y Eduardo Conrad).
La comisión tiene 11 miembros, 6 del oficialismo y 5 de la oposición. Ayer el radicalismo contaba con 4, los mestristas.
Sin embargo, legislativamente no es relevante que se haya aguado el despacho, ni que la oposición haya enviado a archivo el proyecto de incremento del pasaje de 29,3%: en la sesión extraordinaria del martes que viene, donde la iniciativa del intendente Ramón Mestre tiene tratamiento en preferencia, el cuerpo legislativo se podrá constituir en comisión, emitir dictamen y luego votar la iniciativa para convertirla en ordenanza.
Políticamente, en cambio, sí es relevante. El nicolacismo dio una señal clara a las huestes del intendente. Quieren ser parte del “juego” para levantar la mano el martes. Recuérdese que para aprobar una suba de boleto hacen falta 16 de los 31 concejales (o 15 si el viceintendente está dispuesto a bajar a desempatar) y los ediles de Nicolás son 5. Es decir que allí hay poder de “veto”.
De todas maneras, todo refunfuño es relativo, y parece que el aumento prosperará.
Cuando Mestre prometió no subsidiar a las empresas de transporte y después se desdijo dándoles 19 millones de pesos, los “5 fantásticos” amagaron que no votarían. Pero luego de unas llamadas, lo hicieron.
También, cuando en el Ejecutivo municipal había pocos cargos ocupados por el sector del ex legislador y hoy vocal del Ersep, hubo seguidas ausencias en las comisiones a modo de protesta, hasta que el mestrismo abrió la mano. Paros a la nicolacista. Y así, muchos casos en 25 meses.
Al margen de las idas y vueltas, en sigilo por miedo al desempleo todos aceptan que hay un malestar generalizado en la UCR capitalina por ciertos manejos desde la cúpula. Y eso incluye desde la caja de los aportes partidarios hasta las licitaciones. Desde el criterio para incluir contratados y funcionarios hasta la manera de echarlos.
Por supuesto que los vientos de la política provincial y nacional contribuyen a un proyecto que sin grandes virtudes se encamina de a poco al Panal. Y eso, también lo saben las segundas, terceras, cuartas y quintas líneas. Bajan la cabeza, tragan amargo y acatan.
Boleto, cuestión de fondo
El secretario de Transporte de la Municipalidad, Juan Pablo Díaz Cardeilhac y su subsecretario -con mayor solvencia técnica- César Ferreyra, fueron al Concejo Deliberante ayer para intentar explicar la suba de boleto del 29,3% que dispuso Mestre.
Argumentaron que el incremento tiene que ver con la inflación, pero además con el temor de que desaparezcan los subsidios nacionales. Y procuraron explicar que la suba contemplaba el aumento de costos que las empresas tendrán tras las paritarias de UTA venideras. Pero no les alcanzó para ser atropellados por el vagón de afirmaciones opositoras, como por ejemplo la que indica que en 25 meses de gestión el oficialismo ajustó en un 112% el ticket (arrancó en $2,50 y se pretende llevar a $5,30), siendo que la inflación no superó el 60% según el Índice Congreso, construido entre otras fuerzas por la UCR.
En un esfuerzo por rebatir la contundencia de tal porcentaje de incremento al pasajero, Díaz Cardeilhac hasta quiso convencer a los presentes que Mestre arrancó con un boleto de $2,90 y no de $2,50 porque el ex intendente Daniel Giacomino subsidiaba $0,40. Poca solidez: con este razonamiento, conceptualmente habría que sumarle a los $4,10 que hoy cuesta el ticket los subsidios de la UCR recaudadora.
Pase a archivo, la cuestión de forma
Cuando la discusión era difícilmente sostenible por el oficialismo, cuando sus integrantes entraron en la cuenta de que perderían el despacho si lo ponían a consideración y cuando comprendieron que la presencia de medios televisivos podía potenciar los costos políticos a la gestión, comenzaron las irregularidades.
La UCR se fue de la comisión y la dejó sin quórum. La oposición apeló discutiblemente a un artículo del reglamento interno del Concejo para volver a constituirla y mandó el proyecto a archivo, sin presencia del oficialismo. Todo entró en un mar debates normativos.
En este contexto, el presidente de la comisión en cuestión, Adrián Casati (UCR), tildó al pase a archivo de “antirreglamentario”. Por su parte, quien ayer ofició de principal interlocutor opositor, Miguel Siciliano (bloque Eva Duarte), acusó al oficialismo de faltarle el respeto a los ediles, a los presentes y a la sociedad por evadir “un debate tan sensible como el del precio transporte” y dejar el cuerpo de discusión sin quorum.
En definitiva, todo terminará el martes con el aumento del boleto muy probablemente. El cuerpo se constituirá en comisión, emitirá despacho y luego el radicalismo en soledad hará que la gente pague 112% más que en diciembre de 2011 por la misma calidad de transporte. Claro, si el nicolacismo vota; si el mestrismo y los empresarios abren la mano.
Al fin de cuenta, todo se trata de lo mismo. Casi siempre es así últimamente.