Inflación atenta contra el modelo basado en el consumo

08 inflacion globo 13-01
Alimentos para arriba
Según el último informe sobre precios de la Confederación de Asociaciones Sindicales de Industrias Alimenticias (Casia)‏ hubo una aceleración de la inflación después de las elecciones legislativas de octubre. Mientras que entre enero y el mes del comicio el índice general de precios eral del 17,7%, la suba de alimentos y bebidas del 16,6% y el aumento promedio del 1,8% mensual, en noviembre hubo un salto de esas cifras a 3,9 y 5,9 por ciento, respectivamente. En diciembre el índice general se mantuvo en 3,9% y los alimentos se incrementaron una media de 4,4%. Así, en los últimos dos meses del 2013, los precios aumentaron más del doble del promedio que venían registrando durante el año, en especial los de alimentos y bebidas.

[dc]L[/dc]a aceleración de la inflación insinúa el final de un ciclo de expansión basado en el estímulo al consumo. Esta es una de las conclusiones del último informe de la consultora Idesa que señala que si bien esta misma situación ya se vivió en Argentina, en esta oportunidad el ciclo fue más largo gracias al contexto internacional “inéditamente favorable” para el país. Según el estudio, el final es similar en todos los casos: “Estancamiento del empleo y aumentos de salarios que no compensan la inflación”. En ese contexto, plantea que para superar el agotamiento del modelo es fundamental un “profundo ordenamiento del sector público y reglas que estimulen la inversión y la generación de empleos”.
La inflación se ha convertido en uno de los principales factores de intranquilidad en la población. Diariamente se percibe la pérdida de capacidad de compra debido al aumento de los precios. A esto se agrega la incertidumbre que genera la desaceleración en la generación de empleos. “Frente a este panorama, las autoridades insisten en minimizar la importancia de la inflación y seguir apelando a las mismas estrategias como, por ejemplo, los acuerdos de precios”, sostiene Idesa.
La consultora señala que, en la visión oficial, los aumentos de salarios nominales y de gasto público son un factor de estímulo a la actividad económica y el empleo: “Los impactos que esta estrategia produce sobre la inflación se subestiman. En parte, a través de la manipulación de las estadísticas del INDEC, en otra parte, considerándolos un efecto colateral no deseado pero que se justifica tolerar en aras de impulsar el crecimiento económico”.
Para evaluar en qué medida la realidad se ajusta al diagnóstico oficial se puede analizar la información oficial sobre empleo y salarios publicados por el Ministerio de Economía y de inflación difundidos por el Congreso Nacional. Según estas fuentes se observa que entre 2003 y 2008, el empleo privado formal creció al 9% y el salario nominal al 20% promedio anual, mientras la tasa de inflación era de 14% promedio anual. Entre 2008 y 2011, la primera variable evolucionó al dos por ciento, el salario nominal al 27% y los precios lo hicieron al 22% promedio anual. En el recién finalizado 2013 las cifras se modificaron de manera importante ya que la generación de puestos de trabajo apenas mejoró el uno por ciento mientras que la tasa de inflación igualó la evolución de los salarios en el entorno del 27%. Es decir, no hubo mejora del poder adquisitivo.
Los datos muestran tres etapas en el ciclo que se inicia a la salida de la crisis del 2002. En el primer período, si bien la inflación fue muy alta, se disimuló con aumentos nominales de salarios más altos aún y alto crecimiento en el empleo. En el lapso intermedio, se acelera el alza de precios y esto tiene asociado menor crecimiento real de los salarios y paralelamente se debilita la creación de empleo. Los números del 2013 sugieren –según Idesa- el ingreso a un tercer esquema, donde la creación de nuevos puestos de trabajo se estanca y la aceleración de la tasa de inflación tiende a superar el crecimiento de los salarios nominales.
Para la consultora, promover el crecimiento económico basado exclusivamente en “estímulos al consumo sin atender la inversión es un proceso no sustentable. Por eso se llega fatalmente a una instancia en la cual se acelera la inflación y se detiene el crecimiento del empleo y los salarios reales. Ciclos de este tipo han ocurrido muchas veces en la historia argentina. La particularidad de los últimos años es que fue más largo. En parte, por la profundidad de la crisis del 2002 que llevó a que recién en el 2008 se recuperara el nivel de salario real prevaleciente antes de la crisis”. Por otra parte, indica que debido al inédito contexto internacional favorable, los términos del intercambio (o sea la relación de precios de exportaciones versus precios de las importaciones) fueron un 30% superiores en el 2012 respecto al 2003, a lo que se le agregaron las históricamente bajas tasas de interés internacionales.
Idesa apunta que, llegada la instancia en que la aceleración inflacionaria diluye los aumentos nominales de salario y se estanca la creación de empleos, no hay margen para “profundizar el modelo”. Las propias autoridades, más allá del discurso, lo reconocen “implícitamente cuando en total oposición a lo que fueron las políticas de la década pasada proponen para este año que en la negociación colectiva se fijen aumentos de salarios inferiores a la tasa de inflación”.
Para los autores del informe una alternativa más promisoria es reconocer el “agotamiento del modelo” y cambiar de estrategia promoviendo aumentos de empleos y salario reales basados en la “elevación de la productividad”. Esto exige, según el trabajo, “atacar el principal factor generador de inflación que es el enorme desequilibrio fiscal que obliga a la masiva emisión monetaria sin respaldo. En paralelo, entablar un camino de reconstrucción institucional tendiente a recuperar la inversión genuina y la generación de empleos privados productivos”.