[dc]E[/dc]l Gobierno nacional tiene como uno de los ejes de su discurso el “desendeudamiento”. Para Mary Acosta, economista del CPCE, no fue una buena decisión –desde 2011- el uso de reservas para cancelación de la deuda ya que complicó su stock. Aún en el mejor escenario –es decir, que se sigan utilizando y se mantenga el volumen – la situación no se revertirá en los próximos años. Apunta que la decisión tomada por la Nación liberó fondos que el Gobierno aplicó a políticas activas destinadas a mantener el consumo y el empleo.
“La decisión trató de evitar los condicionamientos que imponen los mercados internacionales, pero esa posibilidad está llegando a su límite y es difícil de sostener. Hay que buscar otro camino porque las reservas ya no alcanzan”, agrega Acosta. Desde el punto de vista de la política cambiaria la medida tampoco resultó la más conveniente a la luz de los resultados de salida de capitales, la crisis energética y la decisión de aumentar la emisión monetaria para financiar el déficit fiscal.
Al 30 de junio último la deuda acumulada es de $196.142 millones (sin incluir los holdouts), de los que el 65% está en títulos públicos, un 14% son adelantos transitorios del Central; el 9% es con organismos internacionales y un 3% es Club de París y banca comercial. El 59% está en moneda extranjera y el mismo porcentaje de acreencias es del propio sector público.
Desde el 2005 la evolución de la deuda en relación a las reservas marca una tendencia al deterioro desde 2011: entonces el dinero en el Central representaba el 25,7% de la deuda y hoy es el 17%.En el 2010, cuando se crea el Fondo de Desendeudamiento se recurre a las reservas de libre disponibilidad del Central para atender los vencimientos del sector público. Desde ese momento hasta hoy se usaron $41.449 millones y desde 2011 –el período más problemático- se acumulan $25.350 millones. Las Letras utilizadas son a 10 años y el interés (que se cancela semestralmente) tiene un máximo de Libor menos un punto porcentual).
Un análisis del Consejo señala que, al cierre del 2012, habría habido $77 mil millones de reservas si no se hubieran utilizado para el pago de deuda. De todos modos Acosta aclaró que el sector público no tuvo superávit fiscal como para pagar los vencimientos por $41 mil millones, por lo que tendría que haber recurrido a los mercados internacionales. En ese caso, si se hubiera colocado la Letra en afuera la deuda hoy representaría el 51,4% del PBI. “Haber usado las reservas en el nuevo panorama que afronta la economía desde hace dos años complicó los fundamentals”, dijo la economista. Incluso, si se hubieran refinanciado los compromisos la deuda, obviamente, hubiera superado los $200 mil millones, pero las reservas estarían en torno a los $60 mil millones.
De cara a los vencimientos futuros, Acosta apuntó que el 2014 se presenta tranquilo, pero el 2015 es el más complicado. En el primer caso los vencimientos suman US$ 6.745 millones y en el siguiente US$ 10.343 millones. “Como están hoy las cosas es imposible seguir aplicando la misma receta que hasta ahora para las cancelaciones. Todo indica que el Gobierno se está preparando para salir a buscar fondos porque con el esquema que viene empleando no puede seguir”, acota y subraya que el mejor escenario pasaría porque el saldo de balanza comercial alcanzaría a cubrir los vencimientos, “lo que es altamente improbable –indica Acosta-. La situación de Brasil no mejorará el año próximo y la cosecha aportaría lo mismo que en este 2013, además la balanza energética requeriría nuevamente de US$7 mil millones”.
Respecto de las medidas hacia adelante, Acosta entiende que ya no hay posibilidades de recuperar el terreno a través de una aceleración del ritmo de la devaluación: “No hay un panorama de shock y tampoco serviría sino hay confianza. Todavía hay espacio para el gradualismo”.