[dc]L[/dc]a intensidad del debate en la UNC fue disminuyendo a lo largo del año. Luego de un agitado comienzo, donde estaba en disputa nada menos que la elección del rector de los 400 años, y pasado el vértigo de la Asamblea Universitaria que depositó a Francisco Tamarit al frente de la Casa de Trejo, la agenda fue decreciendo paulatinamente. Eso sí, con algunos altibajos.
Ejemplo de esta reducción en los decibles es el tema que se perfila para cerrar el calendario político 2013: la discusión del presupuesto. Pero no se trata de un debate integral sobre la distribución de recursos que recibe la UNC -de hecho todos los años se reconduce, es decir se reparte en igual porcentaje para las unidades académicas-, sino de un refuerzo de cerca de 11 millones de pesos. Una miniatura si se tiene en cuenta que la Universidad maneja cerca de 1.500 millones de pesos en su ejercicio anual.
Este remanente de recursos no corrientes (producto, en gran parte, del ahorro en distintas erogaciones) es la última inyección de liquidez que recibirán las Facultades. En un principio, los decanos se inquietaron por la dilación de este punto. Esperaban reunirse con el secretario Planificación y Gestión Institucional de la UNC, Sergio Obeide, en los primeros días de octubre, pero el encuentro se postergó hasta los últimos días del mes pasado.
Este dinero sirve para cubrir gastos corrientes de las unidades académicas, a excepción de los comprendidos en el inciso 1, es decir salarios. De ahí el interés de los decanos.
Todo parece indicar que la distribución se hará en las mismas proporciones en que se reparte el grueso del presupuesto, con una salvedad: un refuerzo para Artes, la más reciente de las facultades. Si hay acuerdo en la comisión de hoy, la posterior sesión del Consejo Superior aprobará la modalidad de la distribución; si no quedará en espera hasta la penúltima reunión de los consiliarios, que en la práctica es la última, ya que diciembre reserva esta ocasión para las despedidas y los brindis.
Primer semestre
Entonces, en comparación con el debate político de principios de año (del que participaron interlocutores exógenos, ya sea locales, provinciales y nacionales), el cierre del 2013 asoma menos recargado.
Luego de la elección de Tamarit, discusión excluyente para toda la comunidad universitaria, sobrevino la disputa estudiantil; una escaramuza posterior al rompimiento de las principales facciones políticas de la UNC, donde Franja Morada se impuso holgadamente sobre la Megaalianza K.
Segundo semestre
La segunda mitad del año comenzó agitada para el Rectorado, con Tamarit de licencia, el Superior aprobó –articulación del secretario General, Alberto León, mediante- la acreditación de la Coneau al programa de Psicología, luego sobrevino la toma del Claustrorum.
Pero lo cierto es que gran parte de la comunidad universitaria salió a realizar tareas de extensión de agosto a esta parte. La campaña para las legislativas tuvo bastante a atareados al kirchnerismo y al radicalismo por igual.
Para los K, la figura de la ex rectora encabezando la boleta del Frente para la Victoria (FpV) fue la excusa movilizadora; mientras que para el radicalismo universitario la presencia de Brenda Austin en el quinto lugar de la nómina fue suficiente para que Franja Morada dedique su empeño en la campaña. En conclusión los comicios también aplacaron la actividad política de la UNC.
El desgaste inicial y la injerencia de las elecciones pueden explicar este cierre sin tanto vértigo. Quedarán postergadas para el 2014 las discusiones políticas de fondo -reforma política y el doble proceso de facultarización- , la renovación de autoridades de 8 unidades académicas: Agronomía, Arquitectura, Ciencias Médicas, Famaf, Filosofía, Lenguas, Odontología y Químicas, y la elección de los 13 Consejos Directivos.