Por Gabriel Osman
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[dc]U[/dc]n grupo de crónicos de la Facultad de Derecho volvió a tomar ayer instalaciones en inmediaciones del Decanato (Manzana Jesuita), pidiendo por enésima vez una prórroga a la vigencia de los planes de estudios anteriores a la reforma curricular de 2000. El reclamo sobrevino al vencerse en el turno julio/agosto el plazo acordado a fines de 2012 para 700 estudiantes que adeudaban no más de cinco materias al 31 de diciembre de ese año, o siete si hubieran aprobado por lo menos una materia en 2011 y otra el año pasado.
Las franquicias concedidas ya fueron excesivas el año pasado teniendo en cuenta, entre otras circunstancias, que ya ha transcurrido más del doble del período de duración de la carrera (seis años) desde que comenzara la vigencia de un nuevo programa de estudio, que se diseñó después de casi medio siglo sin una reforma curricular de fondo. El 12 de agosto se realizó la última mesa para estos estudiantes, algunos con 40 años o más cursando la carrera de abogado, que es más o menos el tiempo en el que se desarrolla en forma completa una carrera de profesional del derecho.
La última prórroga para un grupo de alrededor de los 700 estudiantes permitió que el 60% (420) de ellos se recibiera. Tiene que haber sido el momento más productivo para estos noveles abogados, aunque algunos cerca ya de ingresar a la tercera edad. No obstante, esta “productividad” tuvo que ver con una especial indulgencia de los examinadores, docentes que finalmente no saben cómo sacarse de encima a estos crónicos.
El reclamo de ahora dentro de la Manzana Jesuita no tiene cobertura política en ninguno de los claustros, empezando por los docentes. Esta situación se ha ido acentuando con el tiempo. El más “jugado” ayer fue el presidente del Centro de Estudiantes de Derecho, el franjista Francisco Bersal, que, ante una consulta, dijo que se debía buscar el diálogo para destrabar el conflicto. ¿Diálogo? Ha habido siete prórrogas sucesivas de la vigencia de los planes anteriores al 2000.
Las autoridades han sido flexibles en exceso con los crónicos, pero ahora tienen un problema casi insuperable para conceder otra prórroga. Muchos de los viejos estudiantes resolvieron asumir el costo de las equivalencias y pasarse al nuevo plan de estudios. Se calcula que lo hicieron alrededor de 400 alumnos, que ya cursan nuevos contenidos y materias de un plan mucho más exigente, como que tiene un requerimiento de 2.600 horas de clase (cláusula Coneau de piso para las carreras de grado) contra el viejo plan que lo fijaba en 1.340 horas.
¿Cómo explicarle a esos que se mudaron de plan asumiendo pérdidas de materias e incorporación de nuevas, si a los que ahora reclaman le prorrogan otra vez planes de estudios por, entre otras cosas, no haber aceptado cambiar al nuevo?