[dc]H[/dc]ay varios factores que evidencian que la definición política del PJ es trabajar el territorio de capital con cualquier método, para arrebatarle a la Unión Cívica Radical el liderazgo en el principal distrito de la provincia. Ese norte incluye tácticamente sacarle a Olga Riutort lo que le queda territorialmente.
La victoria de Unión por Córdoba en este ejido municipal, aunque escueta, cambió la dulce relación del delasotismo con el mestrismo, deteriorándola. En ese contexto el gobernador José de la Sota mandó a la dirigencia salir a cooptar a cuanto peronista esté dando vueltas, por un lado, y por el otro, pergeñó una campaña haciendo gala de obras provinciales en la ciudad, cosa que molestó mucho al radicalismo.
En lo relativo al primer punto, ya nadie oculta en el peronismo que se considera botín de guerra a los averiados del esquema que desde hace muchos años lidera la ex secretaria General de la Gobernación y cuyos resultados fueron buenos, a juzgar por las dos victorias municipales que la mujer infringió al peronismo oficial (contra Roberto Chuit en 2007 y contra la fórmula Héctor Campana-Alejandra Vigo en 2011).
Basta no más con ver pasear al candidato Juan Schiaretti por los circuitos donde la concejal tuvo más o menos buena performance en agosto paso. Las incursiones del ex gobernador, que viene declinando en las encuestas por la cuestión del supuesto vínculo entre el narcotráfico y la Policía, deben entenderse en ese marco. Sino no se explicaría que el propio Schiaretti haya estado inaugurando, por ejemplo, una refacción de un centro vecinal en barrio Ramón Cárcano, plena seccional 12 y que tenga planificado seguir en esa senda microscópica.
“Apuntamos a pasar a recolectar militancia ahora que Olga Riutort está débil y además que parece no tendrá mucha inversión económica en la campaña. Si sumamos los votos de Llaryora y raspamos algo de Riutort vamos a ganar la capital. Esa fue la definición del ´jefe mayor´”, le confió a Alfil un dirigente peronista que ocupa un muy expectable puesto ministerial en el Panal.
Para Schiaretti el negocio cierra, si es que llega a ganar en capital. Fuera de su posicionamiento como potencial candidato a volver a Provincia en 2015, están los sueños comunales de su esposa, Alejandra Vigo, quien hoy es concejal tras haber salido tercera en los comicios municipales de septiembre de 2011.
Ese sector particular del peronismo también lucrará si Riutort pierde cabida. Básicamente, la dirigente de origen sanjuanino es el gran “escollo” del peronismo en capital. Hasta ahora venía quedando demostrado que sin Riutort por dentro de la estructura partidaria, el peronismo no gana. Pero justamente las Paso burlaron esa tendencia.
Claro está que muy diferente es el comportamiento del electorado en comicios legislativo que en comicios ejecutivos. Y Riutort es claramente identificada como un cuadro ejecutivo. No obstante, todo lo que pueda hacer Unión por Córdoba por dañar a la también concejal ahora lo hará.
Ya se sabe que en la cosmovisión peronista, rápidos son los cambios y reacomodamientos. “Cuando los muchachos huelen sangre…”, sugiere sabiamente el dicho popularizado en los ámbitos de la cosa pública. Por eso las camillas están al servicio del schiarettismo, ahora con más soga por definición delasotista.
El cómo
La definición estratégica del delasotismo-schiarettismo sobre el asunto “Riutort” está claro. Ahora bien, cómo se operaría esta intentona fue la pregunta que se le hizo a la fuente de Casa de Gobierno.
“Hay maneras claras. Vamos a contener ayudando con cosas materiales ahora que Riutort anda escasa y conteniendo a los dirigentes que hace muchos están con ella. Les daremos espacio en la estructura de gobierno para que puedan desde allí militar más fácilmente con su gente en los barrios”.
Más claro, agua. La idea del peronismo es contribuir a la diáspora olguista con métodos pragmáticos para desnutrir a la estructura de cara a 2015.